El 10 de noviembre de 1360, en la ciudad de Barcelona, el cambista Francesc Castelló es degollado encima de su mesa de cambios castigado por insolvencia. La crisis económica y financiera de la ciudad, las deudas de muchos cambistas, la pérdida de los manteles en sus mesas, símbolo de garantía, e incluso la demora en el pago de las pensiones de los violarios y censales por parte del clavari del municipio, cabeza de las finanzas públicas, molesta a la ciudadania y Francesc Castelló es castigado públicamente como advertencia a los cambistas insolventes y para tranquilizar a la población angustiada.